Así la encontramos y de este modo ha quedado...
Un dato interesante de estos trabajos ha sido el encuentro
fortuito, en la zona del tambor y bajo una capa fina de temple blanco, de una
inscripción con el nombre y fecha del autor de las pinturas, que reza así: “Esta ovra se acabo, año de 1744. Diego Marin”.
Lo que viene a ratificar que las obras de ampliación de la iglesia se
realizaron con cierta celeridad si, tal como podemos ver en el artículo
documental que enlazamos, al parecer entre 1742-43 se estaban recaudando fondos
para la misma. (http://www.fotozielinski.com/san-andres-de-mazarron/).
¿Quién pudo ser el tal Diego Marín, del que no tenemos noticias? Buscando
y rebuscando nos encontramos en la página 519 del libro de la profesora
Concepción de la Peña, El Retablo Barroco
en la Antigua Diócesis de Cartagena. 1670-1785, referencia a un Diego Marín
del Pîno como dorador, que en 1730 trabaja en elretablo de la sala capitular
del Ayuntamiento de Murcia, lo que nos da una pista sobre su posible relación,
con el de mismo nombre de la parroquia de San Andrés de Mazarrón, es que en
1742 tasa el trabajo de Andrés López Zafra, maestro pintor y dorador, en el
retablo mayor de San Antonio de Padua de Mazarrón (Archivo Hco. Provincial de
Murcia. Esno García Vega, prot. 2.911, ff. 149-150v)…sinceramente no creemos en
que sea una simple coincidencia nominal, por lo que tenemos a un artista que,
además del dorado, es capaz de realizar composiciones pictóricas de cierta
complejidad, como pueden ser los tres destacables grandes retablos de
ilusionismo arquitectónico de nuestra
parroquia.
También se descubrió, en el momento de su restauración, la
presencia de las iniciales G M en la zona superior izquierda del retablo, muy
discretamente camufladas para pasar desapercibidas. Probablemente el G M pudo
ser un ayudante del equipo de Marín e incluso, por coincidencia de inicial,
algún familiar del mismo.
Durante la intervención en el retablo lateral del brazo
izquierdo del crucero se recuperó parcialmente el texto que contenía el medallón
central superior; contando con la
colaboración del experto latinista D. Miguel Ángel García Olmo, al que
agradecemos en lo que vale su valiosa ayuda, quien no solo completo y tradujo
el texto, sino que nos indicó su origen y la advocación a la que estaba
destinado, Santa Bárbara, la que sin duda debió tener un lugar preeminente en
esta iglesia, al ser la patrona de los mineros.
Una pena que no se hayan podido solucionar por completo los graves problemas de humedad.