Tras un mes de confinamiento obligado, seguimos
repasando esas cosicas que tenemos en casa. Hoy me ha tocado limpieza de unas pequeñas
esculturas y otros objetos en barro cocido y se me ocurre que puede ser
interesante daros unos sencillos y básicos consejos para su conservación. Las obras son: un Desnudo femenino de José González Marcos, la cabeza de Huertana de Lola Fdez. Arcas y un Nazareno
de Poves.
Son
piezas de un material frágil, pues como se puede ver en el nazareno basta con
un golpecito para perder algún fragmento, pero que perfectamente admite una
limpieza húmeda sin problemas.
En
primer lugar con brocha o pinceles de pelo suave y un aspirador cerca conviene eliminar los depósitos de polvo de
los rincones, muy suavemente y despacio, para que no queden enganchados los
pelos en alguna zona especialmente fina o saliente.
Un poco
de agua jabonosa y una bayeta suave es el segundo paso, eso si, muy pero muy
escurrida y con idéntico cuidado. En zonas de mucho relieve se puede sustituir
la bayeta por el pincel, sin que la humedad se embalse en los rincones, eso
sería nefasto. Este proceso se puede realizar varias veces, hasta comprobar que
la suciedad depositada ha sido eliminada y ligeramente enjuagar con agua
limpia, igualmente tantas veces como se necesite y muy escurrida.
Inmediatamente
después habrá que intentar secar en lo posible con un paño de algodón suave, si
se puede colocar la pieza cerca de una ventana para que ventile bien, mucho mejor…y
lista¡¡
Si queréis
reavivar un poco el tono del barro, una vez bien seca la obra, se le puede
aplicar con un pincel un poquito de cera natural, muy extendida y de calidad, y
tras unos minutos con otro pincel o un paño retirarla.
En restauración a las piezas antiguas de barro cocido se les
da como acabado algún producto específico, con el fin de consolidar y reforzar
el material, pero eso ya quedará en manos de profesionales.
Cuidaros mucho y pronto volveremos a vernos.
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