Este verano hemos trabajado en la recuperación de algunos elementos decorativos del local, recién inaugurado, El Pasaje de Belluga, en uno de los más bonitos y singulares edificios de la tradicional Plaza de Belluga, que durante años, muchos, ha permanecido oculto y en estado de abandono.
La construcción es obra del arquitecto Joaquín
Dicenta Vilaplana (Castellón de la
Plana, 1888- Murcia 1960). C. 1920. Formado entre Barcelona y Madrid, donde obtiene el título en 1914
con el número uno de su promoción. Regresa a su ciudad natal, donde colabora
con el arquitecto Demetrio Ribes Marco en el concurso estatal de 1909 para la
construcción del edificio de Edificio de Correos y Telégrafos de Castellón, del
que fueron ganadores en 1916. En 1918 obtiene el título de arquitecto del
Catastro de Hacienda en Murcia, a donde se traslada a vivir y desarrolla toda
su carrera profesional.
De
este modo, tenemos al frente de este proyecto arquitectónico a un joven Joaquín
Dicenta, apenas unos años después de afincado en Murcia, influido por las
corrientes modernistas que tantos y tan buenos ejemplos nos han dejado en el
Mediterráneo español. Ya vemos en la fachada del edificio la inclusión de un
animal fantástico, como es el dragón, que es muy utilizado tanto en la
decoración catalana, como en la valenciana, y puede que inspirado en la obra de
José Manuel Cortina Pérez (Valencia, 1868-1950), máximo representante de la
tendencia premodernista, conocida como “medievalismo fantástico”, basada en la
unión de elementos góticos, orientales y aquellos propios de la novela
romántica medieval, de ahí la utilización en muchas de sus obras de motivos heráldicos
y animales fantásticos, con un magnífico ejemplo en la Casa de los Dragones (1901)
de la calle Jorge Juan y Sorni de Valencia.
Desconocemos la producción completa de este
arquitecto, del que si destacamos otro diseño que, tanto por su singularidad,
como por su carácter monumental, merece ser tenido en consideración, el retablo
del Stsmo. Cristo del Refugio, de la iglesia de San Lorenzo de Murcia,
realizado en su exterior igualmente en yeserías policromadas, aunque en un
estilo completamente distinto al de la obra aquí estudiada, pues fue realizado
unos veinte años después.
Es una obra
de estilo ecléctico, con tintes modernistas, donde abunda la
utilización de elementos decorativos en yesos o escayolas, tanto en exteriores como en el interior, una de las
singularidades de la arquitectura entre los últimos años del s.XIX y los
primeros del XX, algunos de ellos de diseño original y exclusivo, absolutamente
artesanales, mientras que otros eran realizados en serie y se ven repetidos en
más de un edificio histórico, como es el caso del Real Casino de Murcia, con su
gran repertorio de escayolas artísticas, llegando algunos de los modelos hasta
nuestros días.
Nuestro trabajo se ha centrado en la restauración de algunos elementos conservados en el interior del local de la planta baja.
Los
capiteles, que constituyen la mayor singularidad decorativa de este espacio,
tienen una forma aparentemente palmeada, muy típica del art nouveau, que nos
recuerdan los elementos vegetales orientales y algunas decoraciones medievales,
pero si lo observamos detenidamente comprobamos que se trata en realidad del
desarrollo de un sencillo y clásico capitel jónico modernizado.
Por
otra parte, la utilización de esos vibrantes tonos en la policromía de los
capiteles, parecen también producto del conocimiento que desde el s.XVIII se tenía del uso de un vivo
colorido en los edificios clásicos, algo que hoy nos llamaría poderosamente la
atención, acostumbrados como estamos a la sobriedad de la piedra natural.
Quizás, por ese mismo conocimiento por parte del arquitecto Dicenta, el empleo de esos tonos básicos y potentes,
como los empleados en la antigüedad, azul ultramar, verde básico, ocre
anaranjado y blanco, junto con los puntuales dorados.
Es de destacar la integración de estos elementos en la nueva decoración del local, proyecto acertadisimo del interiorista Javier Garrigós, al que desde estas páginas agradecemos el que haya confiado en nosotros para este trabajo, cuyo resultado os invito a visitar.
Texto y fotografías: Loreto López.