En su memoria y la de todas las víctimas del horrible accidente de la Venta del Olivo, queremos dejar en estas página, como testimonio, una pieza a la que Miguel tenía un gran cariño.
FICHA TÉCNICA.
Obra: Escultura
Título: CRUCIFICADO EN CALVARIO.
Autor y época: Anónimo, escuela española. Estilo
de transición entre Manierismo y Barroco. S. XVII.
Medidas máximas: 39,00 x 20,00 x 11,70 cm. de
diámetro. Imagen 19,50 x 14,70 x 3,80 cm.
Técnica: Talla en madera policromada.
El estado inicial de la pieza, fragmentada, mal ensamblada y con numerosos repintes y añadidos.
El proceso de restauración supuso el delicado desmontaje de todos los fragmentos, para proceder a la eliminación de los viejos adhesivos acumulados, y la limpieza de las policromías, en un intento de recuperar al máximo su aspecto original.
Características: Obra de muy buena factura técnica
que, a pesar de sus mínimas dimensiones y del alto grado de deterioro sufrido,
deja patente la maestría del trabajo de su autor.
Se trata de un Cristo vivo (en la
época inmediata anterior la generalidad era la representación del Crucificado
muerto), que sigue iconográficamente los esquemas de crucificados del
Renacimiento romanista por la contención del patetismo del martirio, tanto en la
serena expresión del rostro, como en la torsión del cuerpo, que apenas muestra un
insinuante movimiento por contraposto de la cabeza girada sobre el hombro
derecho y las piernas hacia la izquierda. Los
miembros superiores muy alargados, un tanto rígidos y secos, se extienden
ligeramente por encima de la horizontal en total simetría, lo que dota de frontalidad
de la imagen, que resulta un tanto plana en los volúmenes.
Sus proporciones son sumamente
estilizadas, correspondiendo el cuerpo a casi 9 cabezas (la medida de la cabeza
es de 2,00 cm. y el total del cuerpo, con las piernas levemente flexionadas, es
de casi 18,00 cm.).
El perizonium o paño de pureza es algo más corto que en épocas
anteriores, una característica que empieza a finales del s.XVI, con un singular
y nada común anudado a ambos lados, con sencillos pliegues en diagonal.
Sin haber realizado una analítica
sobre el tipo de madera empleado en la talla del Cristo y solo con la
observación visual de las zonas fragmentadas, creemos que fue realizado en una
conífera, bien podría tratarse por su densidad y tono de color de madera de
álamo, muy común en las tallas españolas.
Por otra parte hay un dato que nos
demuestra que la obra era propia de un escultor de oficio y con notables
conocimientos, el trabajo de policromía sobre la imagen, aunque esta nos ha
llegado profundamente alterada, sin duda contaba con un minucioso y buen
policromado, sobre una base de un tono anaranjado, bastante potente, se
realizaron veladuras suaves, de las que apenas quedan fragmentos mínimos.
La forma arbórea de la cruz y el
policromado sobre la misma es otro dato a tener en cuenta para su datación en
los albores del barroco.