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domingo, 9 de noviembre de 2014

IN MEMORIAM DE MIGUEL CONESA.

Trágica y prematúramente hemos perdido a un buen cliente, pero sobre todo a una excepcional persona, el joven sacerdote D. Miguel Conesa, a cuya natural simpatía y bondad acompañaba su gran amor al arte.
En su memoria y la de todas las víctimas del horrible accidente de la Venta del Olivo, queremos dejar en estas página, como testimonio, una pieza a la que Miguel tenía un gran cariño.



FICHA TÉCNICA.

Obra: Escultura
Título: CRUCIFICADO EN CALVARIO.
Autor y época: Anónimo, escuela española. Estilo de transición entre Manierismo y Barroco. S. XVII.
Medidas máximas: 39,00 x 20,00 x 11,70 cm. de diámetro. Imagen 19,50 x 14,70 x 3,80 cm.
Técnica: Talla en madera policromada.

El estado inicial de la pieza, fragmentada, mal ensamblada y con numerosos repintes y añadidos.






  
El proceso de restauración supuso el delicado desmontaje de todos los fragmentos, para proceder a la eliminación de los viejos adhesivos acumulados, y la limpieza de las policromías, en un intento de recuperar al máximo su aspecto original.










Características: Obra de muy buena factura técnica que, a pesar de sus mínimas dimensiones y del alto grado de deterioro sufrido, deja patente la maestría del trabajo de su autor.

  
    Se trata de un Cristo vivo (en la época inmediata anterior la generalidad era la representación del Crucificado muerto), que sigue iconográficamente los esquemas de crucificados del Renacimiento romanista por la contención del patetismo del martirio, tanto en la serena expresión del rostro, como en la torsión del cuerpo, que apenas muestra un insinuante movimiento por contraposto de la cabeza girada sobre el hombro derecho y las piernas hacia la izquierda. Los miembros superiores muy alargados, un tanto rígidos y secos, se extienden ligeramente por encima de la horizontal en total simetría, lo que dota de frontalidad de la imagen, que resulta un tanto plana en los volúmenes.



            Sus proporciones son sumamente estilizadas, correspondiendo el cuerpo a casi 9 cabezas (la medida de la cabeza es de 2,00 cm. y el total del cuerpo, con las piernas levemente flexionadas, es de casi 18,00 cm.).



            El perizonium o paño de pureza es algo más corto que en épocas anteriores, una característica que empieza a finales del s.XVI, con un singular y nada común anudado a ambos lados, con sencillos pliegues en diagonal.



            Sin haber realizado una analítica sobre el tipo de madera empleado en la talla del Cristo y solo con la observación visual de las zonas fragmentadas, creemos que fue realizado en una conífera, bien podría tratarse por su densidad y tono de color de madera de álamo, muy común en las tallas españolas.



            Por otra parte hay un dato que nos demuestra que la obra era propia de un escultor de oficio y con notables conocimientos, el trabajo de policromía sobre la imagen, aunque esta nos ha llegado profundamente alterada, sin duda contaba con un minucioso y buen policromado, sobre una base de un tono anaranjado, bastante potente, se realizaron veladuras suaves, de las que apenas quedan fragmentos mínimos.



            La forma arbórea de la cruz y el policromado sobre la misma es otro dato a tener en cuenta para su datación en los albores del barroco.

  




viernes, 7 de noviembre de 2014

Restauración escultura: NIÑO JESÚS TRIUNFANTE. Seguidor de Juan Martínez Montañés



    Tras nuestra visita de ayer a la deliciosa exposición “En Intima Plegaría”, magníficamente guiada por José Antonio Fuentes Zambudio, al encontrarnos con un bonito Niño en marfil y por su gran parecido, hemos recordado una restauración bastante interesante realizada sobre la imagen de un Niño Jesús Triunfante de la estela de Juan Martínez Montañés (Alcalá la Real, Jaén, 1568 - Sevilla, 1649).
    Lo que podríamos llamar “prototipo” creado por el consagrado escultor cronológicamente se mantiene durante siglos, copiado y difundido en multitud de piezas que han llegado hasta nuestros días, en algunos casos, como la que presentamos, transformadas en un intento de alargar su vida o adecuarlas a las modas de otros momentos.
    Así, con al menos cuatro policromías superpuestas, nos llegó este gracioso Niño, la más singular la que lo había policromado por completo con una especie de purpurina bronceada, quizás en un intento de imitar las figuras de metal, correspondiente al primer estrato sobre los restos de original. Aunque es imposible recrear la dilatada historia de esta imagen, la única hipótesis que se nos ocurre, como explicación de este estrato tan atípico, es que podría ser producto de la desacralización y  adaptación de la pieza a la moda neoclásica de finales del XVIII o principios del XIX.
   Cuando un restaurador encuentra tantos repolicromados sobre una pieza, siempre surge el mismo problema: ¿que conservar? ¿hasta dónde eliminar?. La prudencia y, por supuesto, la última palabra del cliente, que generalmente temen perder las referencias estéticas de la pieza, hacen que realicemos una intervención conservadora, intentando optimizar lo que hay de forma conservadora, en este caso, eliminando únicamente los últimos e indeseables añadidos.
               
 Y sin más dilación, ahí van esas imágenes.

 Estado inicial


 Limpieza de la capa más superficial de suciedad y catas para determinar el estado de los distintos estratos.


 Eliminación de los añadidos indeseables.

 Finalizada la intervención




FICHA TÉCNICA.
Obra: Escultura
Título: NIÑO JESÚS TRIUNFANTE.
Autor y época: Anónimo, seguidor de Juan Martínez Montañés. S. XVII-XVIII.
Medidas máximas:  56,00 x 28,00 x 23,00 cm. de diámetro. Peana 16,20 x 28,00 x 20,80 cm.
Técnica: Talla en madera policromada.
Propiedad: Particular.

viernes, 31 de octubre de 2014

SAN ANDRÉS DE MAZARRÓN Y SUS PINTURAS MURALES (III)




Así la encontramos y de este modo ha quedado...



Un dato interesante de estos trabajos ha sido el encuentro fortuito, en la zona del tambor y bajo una capa fina de temple blanco, de una inscripción con el nombre y fecha del autor de las pinturas, que reza así: “Esta ovra se acabo, año de 1744. Diego Marin”. Lo que viene a ratificar que las obras de ampliación de la iglesia se realizaron con cierta celeridad si, tal como podemos ver en el artículo documental que enlazamos, al parecer entre 1742-43 se estaban recaudando fondos para la misma. (http://www.fotozielinski.com/san-andres-de-mazarron/).
¿Quién pudo ser el tal Diego Marín, del que no tenemos noticias? Buscando y rebuscando nos encontramos en la página 519 del libro de la profesora Concepción de la Peña, El Retablo Barroco en la Antigua Diócesis de Cartagena. 1670-1785, referencia a un Diego Marín del Pîno como dorador, que en 1730 trabaja en elretablo de la sala capitular del Ayuntamiento de Murcia, lo que nos da una pista sobre su posible relación, con el de mismo nombre de la parroquia de San Andrés de Mazarrón, es que en 1742 tasa el trabajo de Andrés López Zafra, maestro pintor y dorador, en el retablo mayor de San Antonio de Padua de Mazarrón (Archivo Hco. Provincial de Murcia. Esno García Vega, prot. 2.911, ff. 149-150v)…sinceramente no creemos en que sea una simple coincidencia nominal, por lo que tenemos a un artista que, además del dorado, es capaz de realizar composiciones pictóricas de cierta complejidad, como pueden ser los tres destacables grandes retablos de ilusionismo  arquitectónico de nuestra parroquia.

También se descubrió, en el momento de su restauración, la presencia de las iniciales G M en la zona superior izquierda del retablo, muy discretamente camufladas para pasar desapercibidas. Probablemente el G M pudo ser un ayudante del equipo de Marín e incluso, por coincidencia de inicial, algún familiar del mismo.

Durante la intervención en el retablo lateral del brazo izquierdo del crucero se recuperó parcialmente el texto que contenía el medallón central superior;  contando con la colaboración del experto latinista D. Miguel Ángel García Olmo, al que agradecemos en lo que vale su valiosa ayuda, quien no solo completo y tradujo el texto, sino que nos indicó su origen y la advocación a la que estaba destinado, Santa Bárbara, la que sin duda debió tener un lugar preeminente en esta iglesia, al ser la patrona de los mineros.
 
Retablos del crucero.



Una pena que no se hayan podido solucionar por completo los graves problemas de humedad.